
Al ver esta crisis que atravesamos en Honduras, y estar todos los días en modo sobreviviente, contando las deudas y viendo cómo salir de ellas, es evidente que el modelo de la dictadura está acabado, básicamente, es bien «forzado» pensar que alguien podría darles el voto ¿O me equivoco?
Muestra de que ellos mismos están al tanto de la perdida abismal de popularidad y de la obediencia de sus bases clientelares de activistas cansados de tantas mentiras descaradas, y sobre todo, de esta campaña de TERRORISMO Psicológico que están difundiendo, en las que se invierten millones, en el esfuerzo de producir mensajes y promover acciones con el propósito expreso de causar miedo y terror en la población.
El terrorismo, además de lo que nos muestran en las noticias y en las películas (hombres armados barbudos, con ropa militar rota y hablando en árabe) también es una actividad que ejecutan las dictaduras como la de JOH – ¿Tener un presidente narco nos da miedo o nos da orgullo?
El resultado de todas estas formas de terrorismo psicológico suele ser, infligir suficiente coacción para dejar un miedo duradero o recuerdos temerosos en una persona o un colectivo. Es una mecanismo de control para mantener a la población sometida a punta de latigazos psicológicos. ¿Han contado el número de veces que pasan el anuncio ese de «patria si, comunismo no»? Al menos 1 vez cada 5 minutos. ¿Son o no un mecanismo de guerra?
A nuestra sociedad parece que no les basta con el horror de la prensa nacional, y se convierte en cómplice indirecto de este terrorismo mediático, al no hacer nada para regular los contenidos que dejan pasar por los medios de comunicación; masacres, muertes violentas, personas marginadas, incitación al odio, ridiculización de la pobreza, entre otros. Lejos de ser medios críticos, mas bien sostienen un sistema de terror, una guerra psicológica de años contra el pueblo hondureño.
El objetivo de la dictadura es infundir miedo manipulando el contenido del Proyecto de Gobierno de la candidata Xiomara Castro, con acusaciones que van desde las más absurdas hasta las mas graves, ya que promueven el odio y el ataque frontal, irónicamente apelando a la defensa de «la vida». El mismo día que los nacionalistas marchaban, en la Torocagua, asesinaron a 4 personas de menos de 25 años. Con esa se cuentan más de 60 masacres en lo que va del año. ¿Están defendiendo la vida o solo es un slogan de campaña?
Decir: «ahí viene el comunismo», es el mismo cuento que le decimos a nuestras hijas e hijos para que se duerman o coman «te va a llevar el coco». El psicoterrorismo es una forma de ataque que puede no dejar marcas físicas, pero pueden afectar a una persona o grupo de personas con lesiones y heridas psicológicas o traumas que tienen un impacto duradero.
Esto nos obliga a preguntar ¿Por qué quieren seguir jugando con la psiquis colectiva? ¿No es suficiente lo que tenemos que ver diariamente en los medios de comunicación? ¿No es suficiente vivir día a día pensando si mañana regresaremos bien a nuestras casas? Estamos en un punto en que todo esto puede cambiar, solo requiere la voluntad de cada ciudadano y ciudadana, que aspire a vivir en un contexto sano de salud física y psicológica.
