GÉNERO: NADA SOBRE NOSOTRAS, SIN NOSOTRAS.
El diagnóstico del problema de género es desolador. Honduras es uno de los peores países en violencia de género, del Continente y ese problema ha empeorado en vez de mejorar. Anualmente, se reciben aproximadamente 20 mil denuncias por violencia doméstica; cada tres horas se denuncia una agresión sexual y cada 21 horas, muere una mujer asesinada por su condición.
En el marco de la pandemia, desde que se estableció el toque de queda por la emergencia sanitaria, se registró un aumento de muertes violentas de mujeres y múltiples denuncias por violencia intrafamiliar, cuando las mujeres fueron obligadas al confinamiento junto a su agresor. Ante el escandaloso incremento del femicidio y el maltrato doméstico de las mujeres que hemos testimoniado en los últimos años, resulta emblemática la aprobación hace unos meses, de un novel Código Penal que reduce las penas de los delitos contra las mujeres, y contra la corrupción.
Además de la pobreza que sufre el 60% de la población hondureña; las mujeres y personas LGBTTI se ven amenazadas por la discriminación y violencia estructural por razones de sexo y género. En proporción con su población, Honduras es el país con el número más alto del mundo en cuanto a asesinatos de personas trans LGBTI. Esto se exacerba por la violencia oficial del Estado que omite la atención adecuada a las víctimas/sobrevivientes de violencia y en ocasiones, reproduce prácticas discriminatorias a través de las instituciones responsables de garantizar la dignidad y la justicia. Muy pocas personas transexuales se han atrevido siquiera a postularse para cargos de elección popular.
La mujer sigue siendo en Honduras evidentemente un ciudadano de segunda. A pesar de la vigencia formal de la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas (LEOP), la cual exige la paridad en la integración de las nóminas de cargos de elección popular, hoy en día, la participación de las mujeres en la esfera pública es muy baja. Ello es atribuible principalmente al sistema patriarcal, el cual ha limitado su reconocimiento como sujeto político y social. Siendo mayoría en el Censo, en el Congreso Nacional, las mujeres solo ocupan el 21% de los escaños legislativo. En el mismo sentido, la conformación de la actual CSJ solo cinco de quince son mujeres, un 33%. Ninguna ha sido jamás presidenta de El Congreso ni del Ejecutivo. Insólitamente, una de las principales líneas de ataque contra mi candidatura es el señalamiento misógino de que soy mujer.
Las élites económicas y políticas también incluyen la presencia de la extrema derecha. Fuerzas retrogradas que impulsan la proliferación de discursos de odio o anti-ideología de género y promueven la integración -en sus gobiernos- de líderes religiosos, con el fin de detener iniciativas que protejan los derechos de las mujeres y LGBTTI. Siendo el régimen actual el que más ha favorecido a líderes religiosos a cambio del apoyo franco o al menos el silencio cómplice ante sus crímenes.
Esos prejuicios e ignorancias tienen muchas otras consecuencias nefastas. Honduras se ubica en el segundo lugar en Latinoamérica en embarazos adolescentes. Durante 2017, dieron a luz más de 20 mil menores de edad entre 10 y 18 años, 58 partos por día. Esto repercute en el acceso a educación de miles de mujeres jóvenes ya que la principal razón de su deserción escolar es el embarazo. Los movimientos feministas desde hace décadas han luchado por introducir una política de educación sexual integral en el currículum, que también se necesita para proteger a los miembros de la diversidad, sin embargo, esta política ha sido detenida debido a la presencia de grupos de extrema derecha religiosa en los órganos de toma de decisiones.
En la multicrisis actual, el régimen también ha hecho caso omiso a las necesidades sexuales y reproductivas, restringiendo el acceso a los métodos de planificación familiar, los chequeos de rutina como la citología, las mamografías (incluso cuando son pagadas), sin olvidar también que el derecho a decidir sobre el embarazo indeseado sigue estando proscrito. De igual manera, continúan poniendo requisito para la obtención de métodos de planificación, lesionando la autonomía de las mujeres jóvenes y poniendo en riesgo su salud sexual y reproductiva. Asimismo, las mujeres se encuentran en una posición más vulnerable y desprotegida dentro del mercado laboral, debido a la desigualdad de género.
Con la crisis climática y el paso de ETA e IOTA, las zonas afectadas del país han dejado a más de dos mil madres solteras viviendo en covachas de cartón a las orillas de las carreteras, bajo los puentes o en albergues que no cuentan con las condiciones para una vida digna, expuestas a la violencia, agresiones sexuales, maltratos, discriminación y abuso.
Propuestas en materia de género:
- Introducir la perspectiva de equidad de género mediante la participación de verdad paritaria en todo proceso político.
- Aumentar al presupuesto para asegurar el abastecimiento de métodos de planificación familiar para las mujeres en los centros de salud y educativos.
- Facilitar la distribución, venta y uso de la PAE. Que permite interrumpir la fertilización en sus primeras horas.
- Despenalizar el aborto por 3 causales: 1. en caso de violación, 2. en caso de que la vida de la madre corra riesgo y de 3. malformaciones fetales que impidan una vida digna.
- Aprobar e implementar en todos los niveles educativos, la educación sexual integral que en primer lugar enseñe respeto para el otro.
- Impulsar la reactivación económica y social mediante una estrategia de inserción y participación efectiva y beneficiosa de la mujer en la economía del país, que incluya el reconocimiento de todo tiempo laborado.
- Crear refugios de mujeres y niños víctimas/sobrevivientes de violencia.
- Impulsar proyectos agroecológicos productivos en las comunidades, con miras a construir una alternativa de ingreso para las mujeres.
- Establecer un centro de atención integral especializado para mujeres migrantes que impulse la reinserción social para las mujeres migrantes retornadas.
