LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO SOCIALISTA DEMOCRÁTICO
El fin supremo de la sociedad y el Estado es el ser Humano; la protección de los derechos del Pueblo Soberano y la Naturaleza. Por supuesto que un derecho fundamental en la democracia es el derecho de las y los ciudadanos a participar directamente en la toma de decisiones fundamentales. Pero el sistema electoral está viciado y con breves excepciones, Honduras ha transitado la mayor parte de los últimos 200 años por ciclos de autoritarismo prolongado, como el que se vive desde 2009, de espaldas al derecho ciudadano.
Se dice que es una democracia representativa, pero el sistema político hondureño no representa a los ciudadanos y se sustenta en la exclusión de las mayorías y marginación del ciudadano. En el último medio siglo, hubo cinco golpes y otros tantos fraudes. Para alcanzar estabilidad nuestro sistema político tiene que reforzarse con una democracia participativa que lo abra, lo airee y le dé legitimidad, sustentabilidad popular y resiliencia.
El programa de Gobierno que propongo aboga por cambiar el sistema obsoleto y agotado que nos oprime y construir la democracia participativa, y refundarla sobre criterios renovados, nacidos del debate general.
En el gobierno de LIBRE, la democracia y el poder popular serán la palanca y el punto de apoyo, las herramientas principales para lograr una distribución equitativa de los beneficios sociales. Se sustentará en construir el poder del pueblo soberano y en la operación de mecanismos que garanticen mayor participación en la toma de decisiones, para que el pueblo asuma con sus propias manos la conducción del destino colectivo y defienda a la nación contra maleantes.
- La Democracia Participativa será el pilar central del gobierno de LIBRE. Construiremos un sistema político que facilite la capacidad de los ciudadanos para asociarse y organizarse con el fin de incidir en las decisiones públicas de manera realista, responsable e informada. Bien sea a través de mecanismos directos o a través del voto en plebiscitos, referendos y consultas ciudadanas. Este modelo democrático busca dar voz y poder a las personas y a las comunidades cuyas opiniones, anhelos y aspiraciones reciben poca atención en los mecanismos tradicionales de la democracia representativa, cooptada por las mafias. Las circunstancias actuales de multicrisis que vive el país desde hace rato, exigen un proceso de profunda transformación, que defina la política del futuro y concerte decisiones, procesos y acciones urgentes para una justa distribución del ingreso y las riquezas y dar paso a la construcción colectiva de una Honduras humana para todos y todas.
- Esa construcción comienza, y la expresión suprema de esa nueva democracia será la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) como el episodio siguiente de nuestra historia, la que debe surgir y promulgar el nuevo Pacto Social, que refleje una voluntad concertada dentro de la correlación de fuerzas políticas, sociales y económicas, capaz de superar la crisis y transformar al país. La participación amplia, consciente, que ese proceso requiere, despertará la energía y articulaciones sociales de todos los sectores, que deberán entender que la patria no está en venta y solo debe fomentar el privilegio para los niños, ancianos y sectores vulnerables, nunca para quienes se apropian de la riqueza nacional, imponiendo el modelo económico neoliberal.
- Como ya anticipamos ese Pacto nuevo solo puede forjarse en una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) originaria; y que se convocará el primer día de mi gobierno por medio de una consulta al soberano, y cuyos integrantes serán electos de forma directa y expresamente, y su producto final será ratificado por el pueblo en referéndum. La ANC será el sustento jurídico para las transformaciones estructurales que mi gobierno ejecutará; constituirá la herramienta fundamental para la refundación del país y crear un Estado que garantice los derechos sociales y económicos, concertando e hilando nuestras esperanzas colectivas.
Además, para tener un carácter democrático, esa Asamblea debe reflejar la movilización de todos los sectores, y especialmente de aquellos históricamente excluidos. No es posible pensar en un nuevo Estado democrático sin la participación del pueblo en la economía, sin el cual es imposible ni entender el papel del soberano. Y para constituirse en nación democrática, las élites tienen que superar la tara bicentenaria del miedo al pueblo. - Organizar el Poder del Pueblo. El socialismo democrático que plantea LIBRE se sustenta en la construcción del Poder Popular, antiautoritario. Es decir, se apoya sobre la base de mecanismos que garanticen la organización y movilización para la defensa de sus intereses, del común. El pueblo mismo -articulado en federaciones étnicas, patronatos y juntas de agua, cajas rurales, asociaciones de productores y pobladores, cooperativas y sindicatos- es quien conoce mejor sus realidades concretas. Las instituciones de la sociedad democrática y sus autoridades se nutren de legitimidad consultando permanentemente a ese pueblo organizado.
El Estado promoverá esa amplia asociatividad. Destinará una partida fiscal para la creación, promoción y sustento de todas las formas de organización local y comunitaria con fines sociales, y destinará esfuerzos para volverlas autosostenibles y dotarlas de autonomía eficaz.
El Poder Popular podrá también jugar un rol clave con el ejercicio democrático directo para grupos poblacionales excluidos. La participación de pueblos indígenas, grupos con perspectiva de género, adultos mayores y grupos vulnerables que no han visto nunca su voz representada. Y deberá reanimar el carácter democrático originario de los municipios. - Planificación del Estado: El Estado retoma su responsabilidad de planificar todas sus políticas y actividades sociales, económicas, seguridad y medio ambiente, hasta alcanzar el desarrollo social equitativo.
